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Educación digital

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Menores y control digital en la pareja

En las formaciones que hacemos, durante los último años hemos observado que los adolescentes realizaban comentarios que sugerían una normalización del control en la pareja como una faceta normal más en las relaciones de pareja. Preparamos una sesión sobre relaciones digitales y control digital y el curso pasado comezamos a impartirla a partir de segundo de la ESO.


Lo que nos encontramos ha sido mucho más grave de lo que pensábamos. Al rascar en los comentarios que algunos realizan de vez en cuando en clase, hemos visto varias cosas:


Uno, que en las redes sociales abundan los discursos en los que se asumen las relaciones tóxicas y dañinas de pareja como algo normal y además se toman como base de una relación. Muchas personas, tan distintas entre ellas como influencers, deportistas, cantantes o usuarios “normales” sin muchos seguidores comentan cómo viven sus relaciones de pareja, y aunque hay algunos que no defienden el control en la pareja son más los que lo hacen aunque no sea de forma explícita. No dicen cosas como “hay que controlar a la pareja”, pero sí cosas como “yo y mi novio tenemos la ubicación compartida las 24 horas para saber siempre dónde estamos”, “el otro día mi novio se enfadó bastante porque al entrar en mi insta vio que había estado hablando con x persona”, “ a mí me gustan altos, morenos y celosos, porque así se qué me quieren”. Muestran cómo controlan y son controlados, muestran relaciones tóxicas y normalizan ese tipo de actitudes y acciones.


Dos, los adolescentes pasan mucho tiempo en el mundo digital, mucho más tiempo del que pasan hablando con sus familias y además la mayoría de los adolescentes no comentan con sus familias lo que ven y oyen en las redes sociales tal y como demostró la Fundación Cola Cao y la Universidad Complutense de Madrid en su último estudio sobre acoso y ciberacoso.


Tres, la mayoría de menores ya tienen completamente asumido y normalizado el control digital en la pareja y la posesividad como algo normal y no tienen referencias de relaciones de pareja sanas.


Y cuatro, cuando hablamos sobre temas en los que de forma mayoritaria hay un consenso  público claro sobre lo que está “bien” y lo que está “mal”, nos hemos fijado en que los menores dicen hacer aquello que se percibe como lo correcto aunque no sea cierto. Esta tendencia puede deberse o no al miedo a la reprobación pública o al fenómeno de la cancelación en internet. Esto hace difícil saber qué piensan realmente y provoca que no se puedan generar debates interesantes y enriquecedores. Es como si pensasen que no se puede debatir sin juzgar y sin condenar. Dicho esto, al hablar sobre control digital no tienen ningún problema en expresar sus puntos de vista, en defender el control en la pareja como elemento fundamental y necesario en la relación y no parece que haya límites en ese control.


Según muchos de ellos, es normal pedir la contraseña de las redes sociales para ver lo que hacen o con quién hablan sus parejas. Es necesario entrar en el teléfono de la pareja para ver los mensajes que manda y a quién porque “no te puedes fiar, a saber qué está haciendo”. Es muy habitual que los chicos digan a las chicas qué tipo de fotos pueden o no subir a las redes sociales, amenazas como “si subes esa foto vestida así hemos terminado” están normalizadas y aceptadas.


Estar compartiendo constantemente la ubicación con la pareja es otra de las acciones que no les llama la atención en absoluto. Es habitual que los chicos exijan fotos o videos de caracter sexual a sus parejas, “si me quieres lo harás” porque piensan que tienen derecho a recibirlas, que entra dentro de tener una pareja aunque la otra persona no quiera hacerlo, igual que tener sexo cuando ellos quieran.


Por su puesto, según esta forma de pensar tu pareja es tu exclava las 24 horas y tiene que contestarte al instante si le mandas un mensaje, da lo mismo lo que esté haciendo o qué hora sea. Dejar en “visto” a alguien es un pecado capital que conlleva grandes discusiones e incluso puede ser un desencadenante de ruptura.


También es muy inquietante ver cómo entre los adolescentes circular discursos que niegan la violencia machista y Streamers y Youtubers con discursos claramente misóginos tienen cientos de miles de seguidores.


Estos adolescentes de segundo, tercero y cuarto de la ESO van a ser los adultos del futuro y lo que parecía que habíamos ganado en los últimos años en materia de igualdad a nivel de conciencia social está en riesgo de retroceder a pasos agigantados. Aprovecho para recordar que la edad recomendada para usar redes sociales es a partir de 16 años, cuanto más tarde mejor.


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